Mati Barbero: «Conectar con los emprendedores a un nivel humano es invaluable»
Mati Barbero es una de las voces más influyentes en el ecosistema de venture capital y emprendimiento de impacto en América Latina. Reconocido por su capacidad para tejer conexiones estratégicas entre América Latina y Estados Unidos, ha construido un puente que facilita el flujo de talento, inversión y oportunidades, impulsando a la región hacia mercados globales. Con una visión enfocada en la innovación y la sostenibilidad, Barbero ha acompañado el crecimiento de startups con propósito real, ayudándolas a escalar y consolidarse en entornos altamente competitivos.
Como Venture Partner de Impacta VC —fondo especializado en emprendimientos con impacto social y ambiental—, ha colaborado en procesos que han contribuido a la internacionalización de más de 300 startups, brindando mentoría, capital y acceso a redes de alto valor. Actualmente, se desempeña como COO de School In One, una EdTech que opera en más de 850 colegios y cuenta con más de 800,000 usuarios en Latinoamérica y Estados Unidos, consolidándose como una de las plataformas educativas más relevantes de la región.
Su experiencia como emprendedor, mentor e inversor ángel le ha permitido comprender a fondo los retos y oportunidades del ecosistema, convirtiéndolo en un aliado clave para quienes buscan generar impacto desde la innovación. En entrevista exclusiva con Pulso Capital, Barbero compartió sus aprendizajes más valiosos en el sector VC, reflexionó sobre cómo medir el impacto y éxito de una startup y reveló las motivaciones que lo llevaron a adentrarse en este apasionante mundo de la inversión con propósito.
A continuación, parte de la conversación:
1. ¿Qué te atrajo de ser parte de la iniciativa de Impacta VC, y qué te convenció de que era el momento adecuado para sumarte?
Si lo pienso bien, creo que conecté de manera muy especial con David Alvo, el fundador y director de Impacta VC. Desde el inicio sentí afinidad con él, no solo por su trayectoria profesional, sino también por sus valores, su propósito y la razón detrás de lo que hace. Eso me llevó a proyectarme hacia el futuro y pensar que me gustaría seguir, en cierta medida, un camino similar al suyo. Este año él cumplió 40 años —de hecho, celebramos su cumpleaños juntos—, y fue una experiencia que reforzó en mí esa admiración. Más que una referencia profesional, se convirtió en una fuente de inspiración y aprendizaje. Pero, sobre todo, valoro haber conectado con él profundamente como ser humano.
2. ¿Cómo se ha dado esa transición donde además de emprendedor ahora también eres inversor? ¿qué te motivo?
Si retrocedemos un poco en mi historia, durante muchos años me dediqué a ayudar a emprendedores de Latinoamérica a conectar con Estados Unidos, especialmente con Miami. Mi trabajo consistía en facilitarles el acceso para levantar rondas de inversión y vender en ese mercado. Cuando comencé, hace ya cuatro años, no tenía un conocimiento profundo sobre cómo funcionaban los fondos de inversión. Sin embargo, con el tiempo, fueron esos mismos fondos los que me enseñaron, orientaron y apoyaron en otras iniciativas que también estaba desarrollando. Fue entonces cuando pensé: “Me interesa aprender cómo operan desde adentro y, sobre todo, apoyar a aquellos que buscan ir un poco más allá”.
¿A qué me refiero con “ir un poco más allá”? Un fondo, en esencia, es un vehículo de inversión que busca generar retorno para sus inversionistas. Pero con los que yo trabajo o en los que estoy involucrada, hay un interés adicional: la construcción y fortalecimiento de comunidad. Les importa que, además de que sus 20 o 30 empresas participadas tengan buenos resultados, el ecosistema alrededor también prospere.
Fondos como PYGMA, LAN, IMPACTA VC y 500 cumplen con esa visión. Buscan emprendedores excepcionales, y si alguien no está en condiciones de recibir inversión, igualmente lo apoyan de alguna manera: ya sea con un evento, una conexión, una actividad o un programa como los que ofrece IMPACTA VC. Esa filosofía encaja perfectamente con mi forma de trabajar y con mi manera de entender la vida.
3. Desde tu rol como inversor, ¿Cómo mides el éxito de una startup más allá del retorno financiero?
Desde mi perspectiva personal, además del retorno financiero, para mí es fundamental que la compañía tenga un propósito claro y que ese propósito pueda impactar positivamente a miles, o incluso millones, de personas con su solución.
En mi experiencia como inversionista en dos startups, siempre valoro que los fundadores estén buscando generar un cambio significativo en la vida de muchas personas. Si en el camino el proyecto prospera, fantástico; y si no, entiendo el riesgo que asumimos. Esa sería mi respuesta personal.
4. ¿Qué tipo de startups consideras clave para generar impacto real y sostenible en América Latina?
Creo que la respuesta que te dé hoy podría cambiar con el tiempo, porque uno mismo cambia. Lo que veía hace dos años no es lo mismo que veo ahora. En lo personal, busco principalmente fondos o compañías en el segmento B2B —aunque a veces me surge la duda si considerar algo B2C—.
Mi estrategia es esta: en startups, prefiero trabajar con emprendedores más jóvenes que yo, y en fondos, busco aceleradoras o líderes con más experiencia que yo, para aprender de ellos y luego transmitir ese aprendizaje a emprendedores más jóvenes. No es un tema de edad en sí, sino de aprovechar la experiencia, los aciertos y los errores de otros para crecer.
Gracias a los fondos y a la startup en la que estoy, he tenido exposición a varias industrias: Fintech, Impacto, Climatech, Agtech, Inteligencia Artificial, entre otras. Sin embargo, siempre regreso a la base: compañías B2B, de tipo Software as a Service. Más que fijarme solo en el producto, pongo mucha atención en el founder y en su propósito.
Para mí, el propósito es esa llama que hace que la persona se levante todos los días, que no piense en rendirse y que persevere hasta cumplir el objetivo de resolver un problema a mediano o largo plazo.
5. ¿Qué señales buscas en una startup cuando aún no hay tracción pero sí una visión poderosa?
Creo que lo primero es entender que, en mi caso, no tomo decisiones de inversión en menos de 10 a 12 meses. Sí, es bastante tiempo, y siempre lo aclaro, pero en etapas pre-semilla o semilla los principales indicios están en el propósito del fundador.
Me interesa comprender por qué el founder está haciendo esto: por qué dejó su trabajo anterior, por qué decidió asumir el riesgo de emprender, qué lo llevó a ponerse en una situación incómoda, cuál es su historia y qué busca cambiar. También qué hizo antes y qué sentido le da a lo que quiere construir en los próximos años.
Lo que busco son founders excepcionales, con historias potentes y un propósito claro, personas en las que se pueda confiar. Por eso, durante mi proceso de due diligence, no me basta con un mes; necesito tiempo para conocerlos bien. Procuro compartir actividades, eventos, e incluso —si se da la oportunidad— experiencias fuera del trabajo. Así puedo evaluar si es alguien a quien quiero ayudar, abrirle mi red de contactos y, aunque sea en menor medida, apoyarlo financieramente. En definitiva, mi enfoque va por ahí.
6. ¿Qué crees que necesita mejorar o evolucionar en el ecosistema VC de Latam para que más founders y fondos puedan prosperar?
Las brechas estructurales en Latinoamérica son evidentes: es un continente fragmentado, donde cada país tiene su propia moneda, sus propias formas de operar y realidades culturales y económicas distintas. Esto significa que, aunque hablemos de millones de personas en la región, cada mercado es completamente diferente.
No creo que los VC puedan cambiar esa estructura de raíz, pero sí considero que pueden incentivar y contagiar la necesidad de explorar mercados más profesionales, aunque más costosos, como el norteamericano. Allí, las economías son más grandes, el riesgo es mayor, pero también los retornos pueden resultar mucho más atractivos.
En estos casos hablamos de miles de millones de personas que operan, quizá no de manera idéntica, pero sí bajo un estándar común, como ocurre en Estados Unidos o, en cierta medida, en México. Por eso, creo que es importante que, en sus planes, estas estructuras incluyan la meta de desarrollarse en mercados más consolidados, con millones de personas que comparten reglas y estándares similares.
7. ¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje que te ha dejado trabajar con startups de impacto?
Creo que el mayor aprendizaje —y quizás sea algo para reflexionar— es que detrás de cada compañía con la que se trabaja hay una historia y, sobre todo, un propósito. Comprender otras realidades, conocer distintos orígenes y descubrir la razón por la que alguien decide crear, inventar o desarrollar algo, incluso frente a las adversidades, es una experiencia invaluable. Para mí, escuchar historias nuevas constantemente es algo increíble, y en muchos casos, realmente vale la pena.
Lo más valioso que me llevo de este mundo, no solo en el ámbito de las compañías de impacto, es poder dedicar un momento a escuchar la historia de los emprendedores y conectar con ellos desde un plano más humano, más allá del negocio. Así es como lo vivo y como lo siento. A quienes se acercan y compartimos ese espacio, les doy un lugar especial; los considero cercanos, incluso amigos.
En resumen, mi mayor aprendizaje es aprender siempre de nuevos modelos de negocio, pero, sobre todo, de las historias personales que hay detrás de quienes lideran fondos o empresas. Ese es el verdadero tesoro que me llevo.
Fuente: Pulso Capital